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jueves, 26 de enero de 2012

Apocalipsis - El Misterio de las 7 Estrellas

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Vamos a nuestras Biblias a Apocalipsis capítulo 1. No estuve con ustedes la semana pasada. Tuve una invitación que había aceptado hace mucho tiempo en Florida; de todos los lugares para estar en julio. Fue fenomenal, están teniendo una explosión en Fort Lauderdale. Calvary Chapel Fort Lauderdale tiene tres servicios llenos, con 3,500 adultos y cerca de 3,000 niños en cada servicio. Es impresionante ver lo que Dios está haciendo con ellos ahí. De hecho, acaban de comprar un terreno de 75 acres [cerca de 300,000 metros cuadrados] y simplemente es impresionante. Fue increíble. Creo que el Ayuntamiento Municipal había sido un tanto tacaño con ellos recientemente. Así que el pastor Bob Coy se sentó con una de las mujeres del Ayuntamiento y le dijo: "¿Sabe? Hay 4,100 personas de su distrito que escriben cheques a Calvary Chapel" y desde ese momento las cosas cambiaron. Apocalipsis capítulo uno, versículo 15. Comenzamos desde dónde nos quedamos y vamos a nuestra primera carta esta noche, las cartas a las iglesias. Vimos su descripción en nuestro último mensaje comenzando en el versículo 13: "Y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro. Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego; Y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas. Y tenía en su diestra siete estrellas: y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Y cuando yo le vi, caí como muerto á sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas: yo soy el primero y el último; Y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos, Amén. Y tengo las llaves del infierno y de la muerte. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas: El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas: Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia; y que tú no puedes sufrir los malos, y has probado á los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; Y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto á ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los Nicolaítas; los cuales yo también aborrezco. [Interesante, Jesús aborrece algo] El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios." Sólo fuimos un poco hacia atrás para ver su descripción dada en la isla de Patmos. En el versículo 15, sus pies, ahí parado, muy firmes y anclados, "Y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas." Ven conmigo al Antiguo Testamento, al libro de Daniel. Está en el Antiguo Testamento, si eres nuevo en la Biblia. Si encuentras Ezequiel, estarás tocando la puerta de Daniel. Sólo ve a Proverbios y sigue a la derecha. Isaías, Jeremías, Ezequiel y luego Daniel. Mira Daniel capítulo 3, versículo 8. "Por esto en el mismo tiempo algunos varones Caldeos se llegaron, y denunciaron de los Judíos. Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. Tú, oh rey, pusiste ley que todo hombre en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, se postrase y adorase la estatua de oro: Y el que no se postrase y adorase, fuese echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Hay unos varones Judíos, los cuales pusiste tú sobre los negocios de la provincia de Babilonia; Sadrach, Mesach, y Abed-nego: estos varones, oh rey, no han hecho cuenta de ti; no adoran tus dioses, no adoran la estatua de oro que tú levantaste. Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen á Sadrach, Mesach, y Abed-nego. Al punto fueron traídos estos varones delante del rey. Habló Nabucodonosor, y díjoles: ¿Es verdad Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que vosotros no honráis á mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? Ahora pues, ¿estáis prestos para que en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, os postréis, y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo: ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrach, Mesach, y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos de responderte sobre este negocio. He aquí nuestro Dios á quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco honraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor fué lleno de ira, y demudóse la figura de su rostro sobre Sadrach, Mesach, y Abed-nego: así habló, y ordenó que el horno se encendiese siete veces tanto de lo que cada vez solía. Y mandó á hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen á Sadrach, Mesach, y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y porque la palabra del rey daba priesa, y había procurado que se encendiese mucho, la llama del fuego mató á aquellos que habían alzado á Sadrach, Mesach, y Abed-nego. [Yo diré que ese era un horno muy caliente] Y estos tres varones, Sadrach, Mesach, y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantóse apriesa, y habló, y dijo á los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey. Respondió él y dijo: He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos: y el parecer del cuarto es semejante á hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó á la puerta del horno de fuego ardiendo, y habló y dijo: Sadrach, Mesach, y Abed-nego, siervos del alto Dios, salid y venid. [Quiero ser su cuate] Entonces Sadrach, Mesach, y Abed-nego, salieron de en medio del fuego. Y juntáronse los grandes, los gobernadores, los capitanes, y los del consejo del rey, para mirar estos varones, como el fuego no se enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas fué quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego había pasado por ellos. [Eso es como tú escapando del infierno, porque Jesús ha llegado en medio de tu prueba ardiente] Nabucodonosor habló y dijo: Bendito el Dios de ellos, de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que envió su ángel, y libró sus siervos que esperaron en él, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus cuerpos antes que sirviesen ni adorasen otro dios que su Dios." ¿No es interesante que cuando Juan ve a Jesús sus pies eran semejantes al latón fino que habían sido afinados en medio de un horno ardiente? Y aquí está él caminando en medio de un horno ardiente, cientos de años antes. Es algo de una escena extraordinaria si te detienes a pensarlo, todos los paralelos de cómo fuiste rescatado del horno ardiente por el Señor. Ahora en Apocalipsis, mientras vemos su descripción, él dice: "Y tenía en su diestra siete estrellas: y de su boca salía una espada aguda de dos filos." Él define estas estrellas para nosotros, pero es maravilloso notar que Jesús las tiene en su mano derecha, la señal del poder. Y Jesús está de pie a la mano derecha del trono de Dios su Padre. "Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza." Básicamente como el mediodía. Este versículo es una gran esperanza para nuestro futuro, déjame mostrarte porqué. Su semblante, su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza. En Isaías capítulo 52, la Biblia dice que el rostro de Jesús, su semblante estaba tan golpeado y tan desfigurado que era difícil reconocerlo como un hombre. Vaya diferencia ¿no? Del efecto pecador de llevar el castigo por tu pecado, a la vida de resurrección y a verse tan brillante como el sol. Ahora regresa un par de páginas a 1ª de Juan capítulo 3 y mira lo que el apóstol Juan dijo en esta carta a la iglesia antes de ver a Jesús resucitado en la isla de Patmos. Capítulo 3, 1ª de Juan. "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce á él. Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él, porque le veremos como él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio."